El intento del hombre por conquistar los cielos es legendario. Desde tiempos inmemoriales se ha intentado dominar las alturas, bien sea por motivos religiosos o laicos, con la sola idea de demostrar el poderío y supremacía ante enemigos o rivales. En el mundo Occidental, este deseo se vio plasmado en las catedrales cristianas, mientras que en Oriente en los minaretes de las mezquitas. Sin embargo es gracias a la tecnología y el progreso alcanzado durante el siglo XIX cuando comienza la  posibilidad de proyectar en vertical. Los rascacielos son la respuesta moderna a este deseo y tienen con nosotros un tiempo relativamente corto de aproximadamente unos 130 años, considerando que el primer rascacielos oficial fue el Home Insurance Building de Chicago (42 mts), construido en 1885.

Cuatro Torres Business Area, Madrid

Si bien el dominio de la tecnología y el estilo estuvo en manos de los americanos durante casi un siglo, a partir de 1970, el llamado Estilo Internacional comenzó a dar signos de agotamiento, y una nueva generación de rascacielos comenzó a proliferar sobretodo en países asiáticos y árabes, ciudades como Shangai, Hong Kong, Kuala Lumpur, Singapur y Taipei cuentan con una enorme cantidad de rascacielos, aunque el mejor ejemplo actual de ciudad de rascacielos es Dubai. Cuando se podría pensar que se había agotado el modelo del rascacielos, en 2009 el Burj Khalifa en Dubai rebasó todas las expectativas y se convirtió en el edificio más alto del mundo con 828 metros de altura, aunque su reinado podría ser de corta duración. Existen varios proyectos (todos en países árabes) cuyo objetivo sería superar la barrera del kilómetro de altura. 

Cuatro Torres, Torre Caja Madrid en primer plano

La presencia de rascacielos en Europa ha sido más bien tímida si se compara con la enorme concentración que existe en Asia, Medio Oriente o Estados Unidos. Se comenzaron a desarrollar después de la Segunda Guerra mundial, en especial en las grandes urbes Europeas, como Londres, París, Moscú y Frankfurt. Aunque mas recientemente se han ido uniendo al club ciudades como Estambul o Madrid, y justamente la capital española es la protagonista de este artículo. El Cuatro Torres Business Area, es un complejo empresarial que consta de cuatro rascacielos: la Torre de Cristal (249m) de César Pelli, la Torre Caja Madrid (250m) de Norman Foster, la Torre PwC (236m) de Carlos Rubio Carvajal y Enrique Álvarez y finalmente la Torre Espacio (236m) de Henry N. Cobb. Actualmente son los cuatro rascacielos más altos de España, y han logrado colarse entre los 13 más altos de Europa. Entre los cuatro albergan oficinas privadas y un hotel.

Torre PwC, Madrid

A primera vista la impresión que este conjunto ofrece es de estar completamente ajeno a su entorno, en especial si se observa desde al lado este del Paseo de la Castellana, el contraste entre los edificios de un típico barrio madrileño con las cuatro torres que parecen sacadas del downtown de Los Angeles es bastante fuerte. Del lado oeste y con la futura adición del Centro Internacional de Convenciones de Madrid, será un contexto mucho más coherente. Aún así, las Torres han logrado darle a Madrid una nueva imagen (aunque algo tímida) y un nuevo símbolo arquitectónico; poco a poco comienza a aparecer en series de TV y en anuncios publicitarios. 

Torre de Cristal de César Pelli

Antes que ponerme a ofrecer datos sobre su construcción y sus bondades o defectos estéticos y funcionales, me gustaría en cambio poder reflexionar sobre el impacto que este complejo tuvo en mi como visitante. Si bien mi decisión de estudiar arquitectura se afianzó al visitar el mirador de las Torres Gemelas en Nueva York, debo admitir que tengo una relación amor-odio con este tipo de construcciones. Hablando de rascacielos en general, sus formas y su estética me apasionan. El observar la proporción de las dimensiones entre la altura, la base y la punta, es como si presenciara la vida entera del edificio en todas sus etapas: nacer, crecer, se reproducirse y morir. Para explicarme mejor, pondré como ejemplo uno de mis rascacielos favoritos, el Chrysler Building en Nueva York, cuyo volumen nace con una amplia base, y a medida que crece se va estilizando de tal forma que se convierte en una aguja que corona una cima que es más escultura que arquitectura. De pequeño imaginaba mi ciudad en el año 2000 llena de rascacielos y coches voladores. En definitiva, el rascacielos es para mi la representación de la modernidad y el futuro.

Torre Espacio en contrapicado, Madrid

Sin embargo, al mismo tiempo la mayoría de los rascacielos albergan oficinas privadas de empresas multinacionales, que desde luego no son el ejemplo perfecto de donde se realicen las mejores prácticas empresariales, y los asocio con espacios grises y corporativos hasta la médula. Recorrer el complejo de Cuatro Torres en Madrid como visitante fue como presenciar un espejismo, puedes ver las Torres por fuera todo lo que quieras mientras los circuitos de seguridad te escudriñan sin cesar, pero basta entrar a cualquiera de estos edificios con una cámara en mano y sin invitación y tendrás a un guardia de seguridad dándote todo tipo de negativas. El hall de entrada es lo más lejos que podrás llegar.

Torres de Cristal y Espacio, Madrid

Y es aquí donde veo otra gran discrepancia en comparación con los rascacielos americanos: ¿Por qué en Europa (o al menos en España) existe esa costumbre de restringir la entrada a un rascacielos? ¿Por qué no utilizar la terraza como un mirador turístico? Cualquier rascacielos que se preste en Nueva York, Boston o Chicago cuenta con un mirador espectacular, donde además de cobrarte por subir, ofrecen comida y tienen hasta un gift shop. Estos cuatro edificios tendrían las mejores vistas de Madrid y estoy seguro que cualquier turista pagaría por subir y ver la ciudad desde una perspectiva única. Sin embargo me fue imposible hacerlo, incluso hablé con algunos trabajadores de las Torres y me contaban que ni ellos trabajando allí se les permitía subir al mirador. Es completamente normal y obligatorio, tener un protocolo de seguridad en cualquier torre de un calibre así, pero me parece una oportunidad perdida.

Torre de Cristal en contrapicado, Madrid. Reflejo: Torre Espacio

Será curioso poder ser testigos del próximo salto evolutivo que den los rascacielos, y será mas interesante aún si esta evolución se da en un intento de humanizar estas maravillas de la ingeniería y de minimizar su impacto ambiental, incrementado la seguridad e innovando en tecnología. La pregunta que queda en el aire: ¿quién conseguirá ganar la competencia de alcanzar el kilómetro de altura?

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¿Cómo llegar?

 

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